A finales de noviembre de 2012, mientras el recién llegado presidente municipal de Cocula viajaba a la Ciudad de México, un grupo armado llegó al cuartel de policía de su municipio. Desarmó a la veintena de agentes municipales. La policía municipal, decían los delincuentes, no tenía que meterse en asuntos contra el narco. Suficiente tenían con el Ejército. Si volvían a involucrarse los matarían a todos, y para que no quedara duda, asesinaron al director de seguridad pública municipal.
Ese día, el alcalde César Peñaloza no estaba en Cocula. «Afortunadamente», dijo recientemente en una entrevista de radio.
Menos de dos años después, el 14 de octubre de 2014, un nuevo director de seguridad pública de Cocula, Salvador Bravo -y el mismo alcalde- declaran en la SEIDO por la desaparición de 43 estudiantes de la Normal Rural de Ayotzinapa. Catorce de los veinticinco policías municipales están detenidos. El 26 de septiembre los normalistas fueron atacados a balazos por policías del municipio vecino de Iguala y, así dicen las investigaciones, entregados a los agentes de Cocula en la frontera municipal. Los policías de Cocula, dice la PGR, los entregaron al cártel Guerreros Unidos.
Cocula, Iguala, Teloloapan, Cuetzala, están al norte de Guerrero, en la frontera con el Estado de México, no muy lejos de Tlatlaya, donde murieron 22 personas tras un enfrentamiento con el Ejército y por el que ocho soldados están detenidos.
Los números del Sistema Nacional de Seguridad Pública no hablan de municipios violentos. El año pasado en Cuetzala: un homicidio, seis secuestros, cero extorsiones. Iguala: 107 homicidios, seis secuestros, nueve extorsiones. Teloloapan: 19 homicidios, cuatro secuestros, una extorsión. Buenavista: ningún homicidio, ningún secuestro, un caso de extorsión. Cocula: tres homicidios, siete secuestros, una extorsión.
Pero los alcaldes y las notas periodísticas cuentan otra historia. Los normalistas desaparecidos no son la primera tragedia del Norte de Guerrero.
En Cocula
A principios de 2013, 14 habitantes de la comunidad de Apipululco fueron secuestrados. Hombres y mujeres a los que -decían en el pueblo- se llevaron con rumbo a Nuevo Balsas. Según el alcalde Peñaloza, por algunos pidieron rescate, unos regresaron unos cuatro meses después de estar trabajando en los sembradíos de la sierra y otros más se quedaron a trabajar para los criminales.
La madrugada del 30 de junio de 2013, unos 50 hombres armados a bordo de camionetas llegaron a varias casas de Cocula. Se llevaron a 17 personas.
Al día siguiente, el alcalde dijo que las víctimas tenían entre 15 y 20 años, que tres eran mujeres y dos estudiantes de bachillerato.
La Procuraduría estatal envió personal a Cocula y “contactó a familiares que denunciaron los probables hechos para otorgarles apoyo y, de ser necesario, atender el manejo de crisis y las posibles negociaciones”, informó el gobierno de Guerrero.
Horas después, el gobernador Ángel Aguirre aseguró que eran seis personas, y no 17, las desaparecidas.
Seis o diecisiete, el alcalde no sabe que hayan aparecido ni vivos ni muertos. Las familias dejaron de ir a preguntar. Si hubieran ido «los hubiéramos canalizado a las instituciones», dice. Porque en su municipio, le dijo en entrevista a Denise Maerker, no se ocultan los crímenes. «Lo hemos dado a conocer, arriesgando hasta la integridad física».
En Cuetzala del Progreso
Feliciano Álvarez Mesino sufrió cinco atentados a balazos en un año. En uno de ellos, en Iguala, unos policías preventivos lo bajaron del auto y lo golpearon. Eran criminales disfrazados. Ese fue el año -2013- que Álvarez Mesino fue alcalde de Cuetzala.
Antes, cuando era precandidato del PRD, lo secuestraron dieciocho días, hasta que pagaron el rescate. Regresó a ganar la candidatura y la elección.
Luego sufrió aquellos cinco atentados y mejor se fue a Chilpancingo, desde ahí atendía los asuntos municipales.
En abril de este año, Álvarez Mesino fue detenido acusado de delitos contra la salud. La PGR aseguró que brindaba protección a ‘La Familia Michoacana’ y que había participado en al menos 15 secuestros en la zona.
En Teloloapan
Por ahí de la 1 de la tarde del viernes 10 de octubre, cuando los niños iban saliendo de clases, un grupo de hombres armados entró a la primaria Niños Héroes, en la cabecera municipal de Teloloapan.
Niños cargando mochilas salían de la escuela. Hombres con armas cortas entraban. Dispararon a dos blancos: un maestro y el esposo de una maestra. Los cuerpos quedaron tendidos en la cancha de la escuela. Los asesinos se fueron caminando.
Tres días después mataron al chofer de una combi y luego a un taxista, a unas cuatro cuadras del ayuntamiento.
Teloloapan colinda con el norte de Cocula. Ahí hay días o hasta semanas «de mucha tranquilidad, y luego, de repente, se carga», dice el alcalde Ignacio Valladares.
Valladares no anda solo por el municipio que gobierna, para salir de la cabecera municipal lo acompañan los soldados o los marinos. Acercarse a las comunidades pegadas al Estado de México, ni pensarlo.
Antes de tomar posesión como alcalde, ‘La Familia Michoacana’ se llevó a Valladares. Lo grabaron diciendo que aceptaba poner a un jefe policiaco a gusto del cártel y difundieron el video en YouTube.
En mayo de 2013 un comando atacó la comandancia y mató a dos policías municipales. El resto renunció y la seguridad quedó en manos del Ejército y la Marina.
«Tengo que confesar que nos enteramos esporádicamente que a fulanito se lo llevaron y están pidiendo tanto. Fulanito que lo levantaron, pero que ese ya está de regreso. Y los difuntos que hemos tenido».
En Teloloapan ya no contratan policías municipales. Hay elementos del Ejército que se encargan. La seguridad ya no es asunto del alcalde.
En septiembre de 2013 le dijo a el diario ‘El Sur de Acapulco’: «Los que no han regresado, yo espero en Dios y en esta gente (los secuestradores) que los regresen con vida».
Comments