El yerno de Osama bin Laden y exportavoz de Al Qaida, Suleimán Abu Ghaith, fue condenado a cadena perpetua en una corte de Nueva York.
El eximán de 48 años, originario de Kuwait y que justificaba los atentados en Estados Unidos del 11 de septiembre de 2001 algunas horas después de lo ocurrido, fue hallado culpable por el jurado, el 26 de marzo pasado, de conspirar para matar a estadunidenses y de dar apoyo material a los terroristas.
Antes de conocer su sentencia en el tribunal federal de Manhattan, Abu Ghaith declaró en árabe, a través de un traductor, que se sometía solo al juicio de Alá, citando extractos del Corán.
“Hoy, mientras ustedes encadenan mis manos y tienen la intención de enterrarme vivo, están liberando las manos de cientos de musulmanes que se unirán por los hombres libres”, expresó.
El juez Lewis Kaplan señaló antes de anunciar su condena que Abu Ghaith jamás manifestó arrepentimiento alguno por los atentados del 11 de septiembre.
“Usted continúa amenazando. Lo que hizo requiere la pena máxima”, añadió Kaplan.
Suleimán Abu Ghaith es el máximo responsable de Al Qaida que ha sido juzgado por un tribunal federal estadounidense.
En un video divulgado el 12 de septiembre de 2001, Abu Ghaith aparecía sentado junto a Osama bin Laden y el actual líder de Al Qaida, Ayman al Zawahiri, justificando los atentados y prometiendo otros ataques.
Sus abogados habían suplicado en vano una pena máxima de 15 años de prisión, argumentando que su defendido había pasado 11 años detenido en Irán antes de haber salido de Afganistán en 2002.
El hecho de que fuera juzgado en un tribunal federal y no en un juicio militar en la base naval de Guantánamo (Cuba) fue interpretado como un cambio de política de la Casa Blanca respecto a cómo encarar los procesos contra responsables de Al Qaeda.
El juicio tuvo su momento culminante cuando el propio Abu Ghaith subió al estrado de los testigos para prestar declaración, algo que tomó a todo el mundo por sorpresa, al ser muy poco habitual en juicios por terrorismo.
En esa declaración, Abu Ghaith, reconoció que fue convocado en la noche del 11 de septiembre de 2001 a una cueva de las montañas de Afganistán, donde su suegro le preguntó su opinión sobre los atentados.
El acusado testifico que su respuesta fue que si Estados Unidos demostraba que los atentados eran obra de Al Qaeda, “no pararían” hasta lograr dos cosas: “matar a Bien Laden y derrocar el régimen taliban” en Afganistán.
Abu Ghaith aseguró que nunca se convirtió en un miembro de Al Qaeda, aunque sí reconoció que, como imán, pronunciaba intervenciones de carácter religioso ante los combatientes islámicos que se formaban en campos de entrenamiento en Afganistán.
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