By Las casas de interés social mal planeadas y sin servicios básicos incrementan la inseguridad, el riesgo de conflicto y la violencia en el país, así lo expuso la organización Incide Social en su estudio Prevención social de las violencias y del delito.
Los complejos habitacionales provocan hacinamiento, poca privacidad, generan segregación social, diluyen las redes de solidaridad, limitan la accesibilidad económica y los servicios a los grupos con menores ingresos, detalla el seguimiento de la organización hecho desde el 2010.
Además, las casas abandonadas de los desarrollos urbanos se han convertido en “picaderos”, lugares donde se vende droga y se reúnen pandillas.
Los investigadores analizaron fraccionamientos de Tijuana como Villa Fontana, Villa Real, Villa del Bosque, Villa Sol, El Dorado, Real de San Francisco, Santa Fe y Residencial del Bosque.
En esta zona la violencia no para. En febrero pasado en el residencial El Dorado se encontró una persona muerta; en mayo del 2013 en el fraccionamiento Villa Fontana se registró la ejecución de un hombre en un restaurante.
La exploración realizada en Ciudad Juárez arrojó que la mayoría de casas de interés social deshabitadas se encuentran en la zona sur-oriente donde está más presente la violencia y los robos. En esta ciudad fueron examinadas las colonias Riveras del Bravo, Hacienda de las Torres Universidad, Héroes de la Revolución, Horizontes del Sur, Manuel J. Clouthier, ubicadas en la zona sur-oriente donde hay mayor viviendas de interés social.
En Riveras del Bravo el pasado 29 de mayo un hombre murió y su mujer resultó herida al ser acribillados; el 24 de mayo fue ejecutado un ciclista a quien le dispararon desde un vehículo en movimiento, el 10 de mayo fue encontrado otro ejecutado, atado de pies y manos, entre las tapias de una vivienda.
Otra área del estudio contempló la zona metropolitana de Guadalajara donde fueron inspeccionadas zonas habitacionales de Tlajomulco, Zapopan, Tlaquepaque, Tonalá, El Salto y Zapotlanejo.
En julio, en el Municipio El Salto un cuerpo fue encontrado en una bolsa de plástico, así como el cuerpo semi calcinado de una mujer en las inmediaciones de la Décimo Quinta Zona Militar; en Tlaquepaque intendentes encontraron a espaldas de una secundaria el cadáver embolsado de un hombre con huellas de violencia.
En marzo, en el Cerro del Gasto, entre los límites de Tlaquepaque y Tonalá, se identificó una fosa clandestina con seis cadáveres.
Sin privacidad
En Tijuana se detectaron viviendas de 27 metros cuadrados de construcción que genera caos y desconfianza a los habitantes.
“María sabe que tiene que hacer una maniobra en la noche, antes de acostar a su hijo: quita la ropa y las otras cosas que guarda sobre la cama. La cama hace las veces de clóset. La sala, las de comedor. La cocina, del resto de la casa.
“No tenemos privacidad como matrimonio y mi hijo de cinco años ya quiere su propio espacio, pero aquí ¿dónde?”, cuestiona María, a quien cita la investigación de Incide Social.
El análisis critica la mala calidad de materiales, el tamaño de las viviendas y que en la construcción no se tomaron en cuenta las características sociales, económicas y culturales de la población que ahí habitaría.
Se expone que las malas condiciones de la vivienda generan frustración, enojo en los integrantes de las familias, lo que aumenta la violencia intrafamiliar, propicia soledad y depresión en las personas que permanecen largas horas encerradas en espacios muy pequeños.
“Tal condición expulsa principalmente a la juventud hacia las calles en busca de espacios donde puedan desplegar su individualidad”, explica el escrito.
La organización recomendó a los tres niveles de gobierno exigir a las empresas constructoras cumplir con los estándares internacionales y normas mexicanas para la construcción de casas de interés social.
Además, que sea obligatorio incluir en las construcciones áreas deportivas, culturales, mercados y lugares de convivencia vecinal.
Así como supervisar que los fraccionamientos del país cuenten con electricidad, agua, drenaje, servicios de recolección de basura y garantizar la oferta de transporte público de calidad hacia los fraccionamientos.
“Si seguimos construyendo así (sin planeación) nunca le vamos a poder dar vuelta a la violencia. Estamos construyendo unidades habitacionales que propician el enojo de la gente, propician una mala calidad de vida, propician un mal crecimiento de los niños.
“Ha disminuido la construcción de estos desarrollo inmobiliarios por la crisis, pero la situación (a cuatro años) no ha cambiado”, sostuvo Clara Jusidman, presidenta de Incide Social.
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