Al celebrar el Día del Ingeniero e Ingeniera, México reafirma el reconocimiento a quienes con su talento enfrentan los retos técnicos y científicos de cada época.
El Día del Ingeniero en México se celebra cada 1 de julio, una fecha establecida oficialmente en 1973, cuando Eugenio Méndez Docurro, entonces Secretario de Comunicaciones y Transportes, propuso al presidente Luis Echeverría Álvarez la institucionalización de este día para reconocer el aporte de los ingenieros al desarrollo del país.
La elección del 1 de julio no fue casual, conmemora un acontecimiento histórico fundamental para la enseñanza de la ingeniería en México.
El 1 de julio de 1776 se expidió la Real Cédula que creó el Real Tribunal de Minería, el cual fundó el Real Seminario de Minería.
Este centro se convirtió en el origen de los primeros planes de estudio y textos de las escuelas de ingeniería en América, sentando las bases de la profesionalización de esta disciplina.
Hoy en día, el Día del Ingeniero reconoce la labor de miles de profesionales que con su conocimiento y compromiso impulsan proyectos en infraestructura, tecnología, energía, comunicaciones y muchas otras áreas esenciales para el desarrollo económico y social del país.
La conmemoración también subraya la relevancia de la igualdad de género. Aunque la ingeniería continúa siendo un campo predominantemente masculino, cada vez más mujeres ingenieras lideran proyectos y contribuyen con perspectivas innovadoras. Por ello, el 1 de julio es también una oportunidad para visibilizar su participación y reiterar el compromiso con la equidad.
Ingenieros que marcaron la historia de México
A lo largo de los siglos, numerosos ingenieros mexicanos han dejado una huella profunda en la historia del país. Entre ellos destacan:
Carlos Slim, ingeniero civil que, a través de su trayectoria empresarial, ha contribuido de manera relevante al desarrollo de telecomunicaciones, infraestructura y otras industrias estratégicas.
Guillermo González Camarena, inventor del sistema de televisión a color en 1940, cuyo impacto se extendió internacionalmente.
Javier Barros Sierra, ingeniero y matemático que fungió como rector de la UNAM durante 1968 y participó en grandes obras de infraestructura, incluidas facultades universitarias, mercados y termoeléctricas.
Bernardo Quintana, ingeniero civil egresado de la UNAM y fundador de Ingenieros Civiles Asociados (ICA), involucrado en proyectos como el Metro de la Ciudad de México y grandes hidroeléctricas.
Miguel Ángel de Quevedo, pionero en conservación forestal y creador de proyectos de parques urbanos que transformaron la Ciudad de México.
Francisco Javier Mendieta Jiménez, académico y primer director de la Agencia Espacial Mexicana, impulsor de la investigación científica y tecnológica.
Heberto Castillo, inventor del sistema de construcción Tridilosa, que permitió edificaciones más eficientes y ligeras como la Torre Chapultepec y más de 200 puentes en el país.
Leonardo Zeevaert, ingeniero responsable del diseño estructural de la Torre Latinoamericana, considerada un hito de la ingeniería mundial al construirse en una zona sísmica.
La historia de estos profesionistas refleja el papel fundamental de la ingeniería en la vida económica, social y cultural de México. Su legado demuestra que la capacidad de transformar ideas en soluciones concretas es el motor que impulsa el progreso.
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