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Cinco años del TMEC, impulsando el comercio entre EU, Canadá y México

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El Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (TMEC) cumple este martes cinco años de vigencia consolidado como un motor clave del comercio norteamericano, al incrementar en casi 50% los intercambios interregionales.

Su futuro, sin embargo, se define en un entorno cada vez más incierto marcado por las tensiones arancelarias impulsadas por la administración de Donald Trump y la inminente obligación de renegociar sus términos antes de 2026.

Firmado en 2018 durante el primer mandato de Trump y puesto en marcha el 1 de julio de 2020, el TMEC sustituyó al Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), un acuerdo que el expresidente consideró “el peor en la historia de EE.UU.”. Con el nuevo marco legal, los tres países buscaron modernizar la forma en que hacían negocios, adaptando las reglas a cadenas de suministro más integradas y a sectores emergentes, como el comercio digital y la protección de propiedad intelectual.

Desde su entrada en vigor, el TMEC ha robustecido los lazos económicos regionales. Datos del Centro Adrienne Arsht para América Latina del Atlantic Council indican que el comercio intrabloque creció un 48.75% en cinco años. Solo en 2024, los intercambios entre México, Estados Unidos y Canadá alcanzaron un valor aproximado de 1.1 billones de dólares, lo que representa cerca del 49% de las exportaciones totales del bloque.

“El crecimiento subraya el fortalecimiento de los lazos económicos y la mayor interdependencia de las tres economías”, explicó Enrique Millán Mejía, especialista en desarrollo económico del Atlantic Council.

La pandemia de covid-19 puso a prueba esta integración, pero también evidenció la resiliencia que el TMEC aportó a las cadenas de suministro, en una región que concentra un Producto Interno Bruto combinado de más de 26 billones de dólares.

El TMEC frente al regreso de Trump y la escalada arancelaria

Pese a sus beneficios, el tratado ha sido objeto de presiones políticas recurrentes. Este año, con el regreso de Trump a la Casa Blanca, se reactivó la amenaza de medidas comerciales punitivas. En febrero, el presidente estadounidense anunció un nuevo paquete de aranceles del 25% contra México y Canadá, argumentando que ambos países no han hecho lo suficiente para contener la migración irregular y el tráfico de fentanilo.

Si bien estas tarifas fueron congeladas un mes después, persisten otras restricciones relevantes, como los aranceles del 25% sobre el acero y el aluminio, y gravámenes a autopartes que no cumplen con las reglas de origen del TMEC.

“Los aranceles recíprocos son en esencia una herramienta para sentar a la mesa a los socios comerciales a negociar la remoción de barreras”, señaló Millán Mejía. “México ha adoptado una postura paciente y prudente, mientras Canadá ha sido más vocal”.

La estrategia de contención de México se refleja en la cautela expresada por la presidenta Claudia Sheinbaum, quien ha insistido en que no hay señales de que el acuerdo pueda desaparecer, aunque anticipa que la revisión programada será inevitable.

La renegociación en el horizonte

Según los términos del tratado, el TMEC debe revisarse antes de julio de 2026. El secretario de Economía de México, Marcelo Ebrard, confirmó que este proceso iniciará en el segundo semestre de este año. Los tres gobiernos han comenzado consultas informales con el objetivo de clarificar prioridades y posibles ajustes.

La incertidumbre sobre la política comercial estadounidense añade complejidad al proceso. La semana pasada, Trump suspendió de manera abrupta las negociaciones con Ottawa en respuesta a un gravamen canadiense sobre empresas digitales estadounidenses. Sin embargo, el retiro del impuesto por parte de Canadá permitió retomar las conversaciones. Para Millán Mejía, este episodio evidenció que “los tres países están interesados en retirar obstáculos de la mesa”, lo que podría allanar el camino para una revisión menos conflictiva de lo esperado.

Entre los temas que se perfilan como prioritarios en la agenda de renegociación destacan el acceso a mercados, la prevención de triangulación de productos provenientes de terceros países—en particular China y el Sudeste Asiático—, la facilitación aduanera, el capítulo de inversiones y los obstáculos técnicos al comercio.

“El interés compartido por agilizar la revisión puede ser un factor positivo, pero no elimina el riesgo que implica la volatilidad política en Washington”, concluyó el experto del Atlantic Council.

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