Tijuana ya no es sólo una ciudad donde se ensamblan productos. Es un lugar donde se resuelven problemas tecnológicos complejos, se diseñan componentes aeroespaciales de precisión y se desarrollan soluciones en biotecnología para empresas.
Durante décadas, Tijuana fue sinónimo de manufactura básica. Plantas de ensamblaje orientadas al bajo costo laboral definieron su perfil económico y la posicionaron como una pieza funcional —aunque poco inspiradora— dentro del engranaje global.
Hoy, sin embargo, la narrativa ha cambiado radicalmente: la ciudad se ha transformado en uno de los centros industriales más sofisticados de América Latina, gracias a una convergencia estratégica de talento, infraestructura y visión binacional.
El modelo clásico de maquiladora que caracterizó a Tijuana en la segunda mitad del siglo XX está siendo reemplazado por una economía orientada al conocimiento. Lo que antes era una ciudad ensambladora ahora es un ecosistema en expansión, donde coexisten sectores de alta complejidad como el aeroespacial, la biotecnología, y el desarrollo de software.
Según datos de Index Zona Costa BC, la ciudad alberga más de 70 empresas del sector aeroespacial, incluyendo gigantes como Eaton Aerospace, ICON Aircraft y Benchmark Electronics.
Esta industria ha duplicado su fuerza laboral en una década, con más de 15,000 técnicos e ingenieros especializados fabricando componentes para aeronaves comerciales y de defensa.
Biotecnología y software, como nuevas fronteras de valor
Tijuana también ha sido testigo del ascenso de industrias como la biotecnología, impulsada por la llegada de empresas como Thermo Fisher Scientific, que ha generado más de 1,000 empleos en ingeniería de software desde su instalación. Estas posiciones requieren alta cualificación y son muestra del giro hacia trabajos de valor agregado.
Además, iniciativas como ITJuana, fundada por la exdirectora de tecnología de Thermo Fisher, Maritza Díaz, promueven Centros de Excelencia en Ingeniería enfocados en capacitar talento local para industrias globales.
Actualmente, ITJuana colabora con más de una docena de empresas, desarrollando soluciones en ciencia de datos, ciberseguridad y sistemas de automatización.
La apuesta por el conocimiento
El crecimiento de estos sectores no fue producto del azar, sino de un modelo de desarrollo deliberado. Universidades como el Instituto Tecnológico de Tijuana, el CETYS Universidad, y colaboraciones con la UC San Diego, han sido claves en la formación de talento técnico y científico, así como en el desarrollo de programas de doble titulación y certificaciones internacionales.
Dicho enfoque ha permitido crear una reserva de trabajadores especializados que no solo ensamblan, sino que diseñan, prueban y optimizan productos para mercados globales.
Infraestructura del siglo XXI
Pero nada de esto sería posible sin el respaldo físico adecuado. Parques industriales como Banderas o Vesta Park han cambiado el estándar en el sector, incorporando energía renovable, seguridad 24/7, conectividad digital, y logística integrada. Su ubicación estratégica —a menos de una hora del Aeropuerto Internacional de Tijuana y a escasos minutos de la garita de Otay— refuerza el atractivo para las empresas que operan bajo esquemas de producción justo-a-tiempo.
Por otro lado, espacios como Fab Lab Tijuana, desarrollados con apoyo de USAID, la Fundación Carlos Slim y la Universidad Iberoamericana Puebla, sirven como semilleros de innovación para jóvenes emprendedores y estudiantes, democratizando el acceso a la tecnología y al diseño industrial.
Y a todo ello se suma uno de los ingredientes más distintivos de este éxito es la colaboración transfronteriza con San Diego, que lejos de representar una fuga de empleos, el eje Tijuana-San Diego ha demostrado cómo dos regiones pueden integrarse para competir como un bloque económico.
De acuerdo con el San Diego Regional EDC, en California existe un déficit estructural de ingenieros, y Tijuana representa una solución cercana y eficiente. Esta sinergia ha generado empleos de alta calidad a ambos lados de la frontera, además de detonar startups tecnológicas con una visión global.
Por eso, y más allá de los sectores específicos, Tijuana representa un caso de estudio sobre cómo regiones históricamente manufactureras pueden reinventarse. La ciudad ha superado la lógica de “mano de obra barata” para ofrecer valor estratégico, consolidándose como un nodo de innovación industrial en América del Norte.
Según cifras del INEGI, Baja California es hoy el segundo estado con mayor número de establecimientos manufactureros del país, y el primero en exportaciones per cápita. En 2023, el estado exportó más de 47 mil millones de dólares en bienes, y Tijuana representó más del 50% de esa cifra.
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