Por: Roberto Vega Solís
Es fundamental entender lo que significa el vocablo “Proceso”: el conjunto de acciones o pasos planificados con el propósito de lograr un objetivo. Y para lograr nuestros propósitos es muy importante seguir, precisamente, un proceso.
Todo aquel que sobresale en alguna actividad es, generalmente, la suma de un talento con un proceso de entrenamiento o aprendizaje, que logra consolidar la habilidad.
Los mejores músicos del mundo, incluso los más virtuosos, alguna vez fueron inexpertos y desafinados. Pero con base en el aprendizaje de la técnica correcta y miles de horas dedicadas a un proceso constante de entrenamiento y práctica, logran alcanzar el dominio de su instrumento.
En las empresas se siguen —o, al menos, deberían seguirse— procesos definidos para asegurar los resultados y garantizar la estandarización. Cada departamento debe tenerlos claros, documentarlos y, sobre todo, garantizar su cumplimiento. Sin embargo, esto no implica que deban mantenerse siempre de la misma forma; la evolución y mejora continua son esenciales.
Es aquí donde los líderes de las organizaciones deben detectar, o incluso adelantarse a las nuevas circunstancias del mercado y realizar los ajustes pertinentes a sus procesos para mantenerse vigentes y destacar.
Por esta razón, las franquicias son modelos comprobados con una alta tasa de éxito. Lo que ofrecen es la transmisión de años de experiencia, documentada en procesos claros y complementada con capacitación constante, lo que permite una implementación más rápida y una curva de aprendizaje mucho más corta para el empresario que las adquiere.
Coparmex es un sindicato nacional confederado que cuenta con 71 centros empresariales distribuidos por todo el país, todos ellos compartiendo una misma marca, logotipo, misión y principios.
Aunque existe un conjunto de procedimientos y experiencias que se transmiten a través de las juntas nacionales mensuales, así como en diversos cursos y webinars, cada liderazgo y consejo de cada centro adapta estos lineamientos a sus propias circunstancias.
De esta manera, desarrollan procesos personalizados que les permiten generar un impacto más significativo y lograr una mayor trascendencia.
Los gobiernos también cuentan con numerosos procesos que siguen —o, idealmente, deberían seguir— para garantizar las mejores condiciones y servicios a la ciudadanía.
Un caso particularmente interesante para analizar es el de los pilotos de avión. Ellos trabajan con una carpeta de procedimientos que revisan minuciosamente antes de cada vuelo. Elaboran un checklist que, junto con el copiloto, verifican simultáneamente con absoluta precisión y atención al detalle.
Sin importar cuántas horas de vuelo tengan acumuladas, el procedimiento más crucial sigue siendo realizar el checklist con total enfoque y rigurosidad. Esta práctica es vital en una actividad de misión crítica donde cientos de vidas dependen de su cumplimiento.
Los cirujanos, por ejemplo, siguen procesos claramente definidos según el tipo de cirugía que realizan, asegurando precisión y minimizando riesgos.
Podría citar cientos de ejemplos más, ya que prácticamente todo lo que hacemos en nuestra vida diaria, profesional o personal, se compone de procesos.
Te invito a reflexionar en este cierre de año: ¿te están llevando tus acciones y procesos hacia un lugar mejor? Tómate el tiempo para analizarte, estudiarte y conocerte a fondo.
Recuerda, el único que realmente tiene el poder de ajustar y mejorar tus procesos eres tú. ¡Felices fiestas!
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