El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, pedirá esta semana a los líderes del G7 que impongan un veto casi total a las exportaciones hacia Rusia, dijo a EFE una fuente familiarizada con las conversaciones dentro del Grupo de los Siete.
Según esa fuente retomada por la agencia de noticias EFE, la guerra en Ucrania será el tema central de la cumbre que el G7 celebrará entre el 19 y 21 de mayo en la ciudad de Hiroshima (Japón).
Biden, en concreto, busca modificar la forma en la que Occidente ha restringido hasta ahora sus exportaciones a Rusia con el propósito de eliminar los resquicios legales que han permitido al Kremlin seguir accediendo a ciertos productos a través de terceros países.
En lugar de restringir las exportaciones sector por sector, Biden quiere que el G7 imponga un veto total a las exportaciones hacia Rusia. Y se incluyan excepciones en áreas como agricultura, alimentos y materiales médicos con el fin de no perjudicar a la población, detalló la citada fuente.
Esta propuesta, impulsada por Washington para castigar a Rusia por la guerra de Ucrania, podría enfrentar dificultades para su implementación en el seno de la Unión Europea, ya que cada uno de los 27 miembros del bloque comunitario debe estar de acuerdo con esas medidas.
En cualquier caso, de llevarse a cabo, el veto tendría un profundo impacto en la economía rusa.
Después de que Rusia invadiera Ucrania en febrero de 2022. Occidente impuso restricciones a la exportación hacia Rusia de artículos de lujo y materiales que pudieran usarse en la guerra. Además, el G7 acordó no comprar crudo ruso transportado por vía marítima cuando su precio supere los 60 dólares por barril.
Sin embargo, a pesar de esas restricciones, el G7 sigue exportando mensualmente a Rusia bienes valorados en 4.700 millones de dólares. Principalmente materiales químicos, medicamentos, alimentos y maquinaria, según datos del centro de pensamiento estadounidense The Atlantic Council.
Si se implementara el veto, las exportaciones hacia Rusia se reducirían en un 67 %. A alcanzando tan solo 1.500 millones de dólares al mes, de acuerdo con la misma institución.
No obstante, las conversaciones continúan y la propuesta estadounidense podría cambiar para aplacar las dudas no solo de algunos países de la Unión Europea, sino también de Japón, quien se ha comportado con cautela frente a Rusia debido a su dependencia del petróleo y gas natural rusos.
Contrarrestar la influencia de China en el mundo
Aunque Rusia será uno de los protagonistas de la cumbre, la rivalidad de Estados Unidos con China también ocupará un lugar destacado.
De hecho, según dijo a EFE un funcionario estadounidense, Biden tiene previsto hacer anuncios importantes relacionados con el gran plan de infraestructuras lanzado por el G7 en su cumbre del año pasado en Alemania, conocido como la Asociación para la Infraestructura y la Inversión Global (PGII).
Mediante este plan, el G7 se comprometió a movilizar 600.000 millones de dólares en cinco años para contrarrestar el megaproyecto chino “One Belt, One Road” (Una Ruta, Un Cinturón), lanzado en 2013 por el presidente chino, Xi Jinping, con el objetivo de expandir la influencia de China en todo el mundo a través de inversiones en infraestructuras y telecomunicaciones.
Hasta ahora, el plan del G7 no ha logrado avances significativos. Sin embargo, en su reunión de abril en Japón, los ministros de Exteriores del grupo expresaron su intención de impulsar el PGII con mayores inversiones en áreas como energía, transporte y salud.
Y, ahora, se espera que Biden haga en los márgenes de la cumbre anuncios importantes sobre ese plan, adelantó el citado funcionario estadounidense.
Según la misma fuente, Biden también aprovechará la cumbre del G7 para tender puentes con el llamado “Sur Global”. Especialmente aprovechando la presencia del presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva. Junto con otros líderes de países que no forman parte del Grupo de los Siete.
En particular, Biden tiene la intención de abordar con esos líderes las iniciativas del nuevo presidente del Banco Mundial (BM), el indio-estadounidense Ajay Banga, para ayudar a los países en desarrollo a combatir la pobreza y los efectos del cambio climático.
Banga fue elegido presidente del BM hace solo dos semanas con el respaldo de los países de economías emergentes. Asumirá el cargo el próximo 2 de junio.
Por último, se espera que Biden reitere su compromiso de trabajar hacia un mundo sin armas nucleares. Un mensaje de gran contenido simbólico dado que la cumbre se celebra en Hiroshima. Una de las dos ciudades bombardeadas por Estados Unidos en 1945 durante la Segunda Guerra Mundial.
Estados Unidos nunca se ha disculpado por los bombardeos. Biden será el segundo presidente estadounidense en visitar Hiroshima, después de la visita en 2016 de Barack Obama (2009-2017). Cuyo abrazo a un sobreviviente de la tragedia se convirtió en un símbolo de reconciliación entre los dos países.
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