Buenos Aires, Argentina, 2016.- Sumándose a la iniciativa de otras ciudades y países alrededor del mundo, Buenos Aires cerrará las puertas de su zoológico, que se convertirá en un ecoparque.
Hasta hoy, en el zoológico vivían unos 1500 animales, en un espacio situado en el barrio de Palermo, uno de los más transitados y habitados de la ciudad.
Luego de una etapa de reformas y reestructuración, el predio funcionará como un centro de conservación, investigación y educación para la preservación de la biodiversidad y de los ambientes naturales. Ya no se exhibirán en él especies exóticas.
El predio del Zoológico de Buenos Aires cuenta con 18 hectáreas, que serán reformadas y reabrirán sus puertas en las vacaciones de invierno; que en Argentina son a fines de julio.
Los 1500 animales que actualmente viven allí serán trasladados a santuarios o reservas ecológicas. Quedarán solo los más viejos y aquellos que estén en riesgo de muerte si se los saca del lugar.
La concesión privada para administrar el zoológico finalizaba en 2017, pero el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires la interrumpió y estatizó el predio.
En cuanto al ecoparque, se prevee que sea gestionado desde un nuevo paradigma, en el que los animales ya no sean expuestos como un espectáculo, tal como sucedía en los zoológicos del siglo XIX; y el disfrute pase por el contacto con la naturaleza en su expresión más pura. Además, el nuevo ecoparque promoverá la participación de sus visitantes y la educación ambiental.
A nivel mundial, los zoológicos y acuarios o bien están desapareciendo, o están transformándose en centros de conservación e investigación, trabajando en conjunto con instituciones científicas. Estos cambios se están enmarcando en una estrategia internacional.
En enero de 2016, Costa Rica se convirtió en el primer país del mundo en cerrar sus zoológicos y prohibir la caza deportiva, y se ha vuelto un ejemplo.
En un contexto triste, en el que abundan noticias como el asesinato de un gorila en un zoológico o la muerte de un disparo del jaguar que se exhibía junto con la antorcha olímpica, el cierre de las puertas de un zoológico es un hecho esperanzador.
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