Con información de Código Nuevo
Siempre te dicen con mucha nostalgia que hay una etapa en la vida que jamás podrás olvidar y que de alguna forma desearías revivir siempre. Podría ser la infancia, pero para qué vamos a negarlo, ‘aquellos maravillosos años’ pertenecen a tu época universitaria. Sí, justo ahí, donde las emociones sufren un incontrolable y disparatado boom. Justo a la par que tu actividad sexual.
Desde que tienes uso de razón, la sociedad, empezando por tu familia, te recuerda que tienes un objetivo en la vida: ir a la universidad. Es el lugar que todos tienen idealizado y en el que culminarás tu efervescencia personal y te fundirás el dinero de tus padres. El sitio donde harás realidad aquello que ellos siempre quiseron ser. Suena divertido.
Lo cierto es que ser universitario es mejor de lo que suele parecer con 15 años, y peor de lo que solemos recordar con 25. Como todo, este tiempo tiene su parte buena y su parte menos buena o patética; ambas van a la par y se concentran justo en medio de dos momentos trascendentales: la adolescencia y tu vida como ser adulto. Es algo así como una transición, un crecimiento personal en el que descubres por fin quién coño eres.
1. Saldrás del nido de tus padres para volar y montar tu propio mundo
Eso sí, compartiendo casa con ciento y la madre y descubriendo todas las variantes posibles de pizza del universo. Es una libertad coartada por las decenas de tuppers que traes los fines de semana para inundar tu nevera de alimentos. Pero, y lo que mola repetir “me he independizado” y “este finde hacemos fiesta en mi casa”.
2.Conocerás personas de todo tipo y lugares
Te emocionarás tanto que enmarcarás esa dedicatoria que te hizo un juernes de fiesta. Sentirás que conoces casi cualquier rincón del mundo y empezarás a referirte a cualquier persona con la que te cruces como “mi amigo”. Lo malo es lo que se conoce como “postuamiguismo”. Pero eso ya lo descubrirás cuando termines la universidad. Si ya lo has hecho, cuenta los amigos que tienes en Facebook.
3. Saltarás de forma incontrolada cuando descubras las fiestas universitarias
Te sentirás en una estúpida película americana y buscarás vasos rojos por las esquinas. Te reirás exageradamente e intentarás ser una de esas chicas del equipo de animadoras, o en su defecto, una copia de Stifler. La parte mala es que no hay vasos de esos y llegarás a conformarte con un estupendo vino de Lidl; ¿no te habrás creído lo de las animadoras, verdad?
4. Te enamorarás 500 veces y más de la mitad durarán 5 minutos
El resto ni siquiera se dirigieron a ti. Pero eso nos da igual, recrearás escenas de The OC y volarás a California para recrear tus imposibles universitarios como si fueseis los popus de la facultad. Lo triste es que en los recreos intercambiaréis un suculento pincho de tortilla hecha por un señor muy desagradable en un proyecto de cafetería.
5. No pensarás las cosas y querrás dejarte llevar
Sí, si hay algo que merece la pena de la etapa universitaria es esto, dejarse llevar, probar, fluir, sentir la tranquilidad más arriesgada de tu vida. Lo triste es que se acaba, bueno, o se transforma, involuciona con el paso de los años para dar paso a la auténtica responsabilidad del mundo real. Vivir un lunes como un viernes y hablar sin parar de los sueños que seréis.
No hay ninguna duda, volvería a vivirla otra vez… ¿quién no? Es el momento en el que todo pasa, o casi todo, y pasa sin forzarlo, sin prejuicios, bajo la auténtica improvisación que nos pide el cuerpo. Sí, de alguna forma u otra todos acabamos diciendo un ‘aquello sí que era vida’.
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