La película mexicana «La jaula de oro”, del director hispano-mexicano Diego Quemada-Diez,llega hoy a Los Ángeles, Estados Unidos, después de su trayectoria internacional con 81 premios y con el fin de seguir denunciando lo absurdo de la criminalización de la migración.
Antes de viajar a esa ciudad estadunidense, Quemada-Diez manifestó su satisfacción de llegar a este país, “donde existe un señor que se llama Donald Trump y donde es grave la situación para los inmigrantes mexicanos, los centroamericanos”.
Indicó que este viernes la película se estrena en dos salas, una en Hollywood y otra en el Este de Los Angeles, y posteriormente en una sala de San Diego, y el 4 de septiembre en Nueva York.
Posteriormente, añadió, la semana siguiente se presentará en Washington D.C., y luego se pretende que esté en Chicago, Miami, “y ojalá podamos seguir sumando ciudades”.
El cineasta expuso que se está organizando con inmigrantes, con activistas para promover el estreno, y promover otro punto de vista del problema tan grave que está sucediendo con la migración del sur al norte, un problema que también ocurre en este momento en Europa.
Insistió que en Estados Unidos es muy grave la situación para los mexicanos, para los centroamericanos y no sólo la situación de los documentos, sino también el racismo, el desprecio que hay a nivel social.
Estamos viendo con todo lo de Donald Trump como está polarizada la sociedad y lamentablemente hay gente que piensa como él y que ve a los inmigrantes como criminales, lo cual era una de mis motivaciones para hacer la película”, explicó.
Anotó que “la gran mayoría no son criminales, y de hecho, de 600 que entrevisté, locutores de radio, mecánicos, abogados, maestros, profesionistas, muchos con carrera, son gente cuyo país está en una mala situación de pobreza, violencia, falta de trabajo y tienen que emigrar para ayudar a sus familias”.
Puntualizó que todos lo hacen con la esperanza de ayudar a sus familias, “y que este señor Trump diga lo que dice es que verdaderamente no tiene idea de lo que está hablando, habla desde su despacho, desde su arrogancia”.
Hizo hincapié en que su motivación, lo que le impulsó en su momento a hacer la película era que se escuchen las historias del otro lado, era que pudieran ver ese viaje, vivir la situación a través de la piel, de los ojos de los migrantes y ponerse en su lugar.
“Quise esto y que viera la gente como haría exactamente lo mismo si estuvieran en el lugar de estas personas. La migración es algo natural, responde simplemente al deseo de realizarnos, de tener una mejor vida”, abundó.
“Yo lo que quería hablar es del absurdo de las fronteras, del absurdo de la militarización de las fronteras, del absurdo de la criminalización de la población y hay que hablar de este problema de manera frontal, ir a la raíz, es un problema que no lo van a poder parar construyendo muros”.
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